Pensar en si es posible que exista una relación entre los trastornos alimenticios y la ansiedad o la depresión nos lleva a intentar descubrir qué tipos de síntomas comparten estos dos tipos de trastornos.
Pero ¿para qué nos hacemos este tipo de preguntas?
El conocimiento es poder. Muchas personas que se encuentran atravesando momentos difíciles a causa de la depresión, la ansiedad o los Trastornos de la Conducta Alimentaria pueden sentirse confundidas sin una idea clara de qué es exactamente lo que les está sucediendo. Por eso hablamos de esto, para que tú, que nos lees, puedas hacerte una idea, lo más cercana a la realidad médica posible, de lo que implica presentar de alguno de estos trastornos.
En otros espacios de este blog hemos ya hablado sobre depresión (te puede interesar leer el blog sobre: Tratamiento para la depresión) y también hemos hablado de ansiedad (seguro te ayudará leer el blog sobre: terapia contra la ansiedad). Y en este blog, aprovechando que este 30 de noviembre se celebra el Día Internacional de la Lucha Contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) hablaremos de estos!
En primer lugar, me gustaría empezar con una definición general que te permita entender claramente a qué llamamos Trastornos de la Conducta Alimentaria, y esta es: son alteraciones específicas y severas en la ingesta de alimentos en las que algunas personas se ven inmersas; este tipo de alteraciones se presentan a modo de patrones a la hora de comer que bien pueden caracterizarse tanto por el exceso de consumo de alimentos como por la tendencia a dejar de hacerlo en absoluto. La parte más importante de los Trastornos de la Conducta Alimentaria es que suceden como respuesta a un impulso psicológico (mental), y no como consecuencia de una necesidad biológica o metabólica.
Y ¿por qué es importante el origen de ese Trastorno?
Porque los Trastornos de la Conducta Alimentaria están asociados desde su inicio con problemas de la salud mental y emocional. La gran mayoría de trastornos de este tipo provienen de la idea general propia de la cultura moderna en la que se rechaza la gordura y hay una sobrevaloración de la delgadez, asimilando esta última con ideas de belleza, éxito personal y autocontrol.
Por supuesto, son las mujeres jóvenes las que están más expuestas a este tipo de presiones sociales, pero lamentablemente la tendencia está empezando a extenderse considerablemente entre hombres. Cualquier persona puede sufrir de Trastornos de la Conducta Alimentaria; niños, jóvenes y adultos, hombres y mujeres sin importar su condición educativa y económica. Sin embargo, sí existe una marcada tendencia entre mujeres jóvenes de recursos moderados a altos de sufrir especialmente con este tipo de trastornos.
En los trastornos alimenticios, la persona realmente ve su cuerpo de forma diferente en el espejo, las pruebas de realidad como el pesarse no son suficientes.
¿Cómo sobrevivir a la presión social a ser enfermizamente delgados?
Fundamentalmente fortaleciendo nuestra salud mental. Las personas que tienden a desarrollar un Trastorno de la Conducta Alimentaria son personas que en muchas ocasiones no se sienten bien consigo mismas. Ya sea que estén obsesionados con el control o simplemente con su apariencia física, para ellos su propia imagen reflejada en el espejo no es suficiente. Y no solo no es suficiente, sino que tienden a destrozarla, al ver en ese reflejo todos los defectos e imperfecciones magnificados sin poder destacar ni una sola cosa buena sobre sí mismos. Son personas que experimentan en determinados momentos enormes vacíos emocionales.
Su fijación con su apariencia física puede llevarlos a desarrollar no solo Trastornos de la Conducta Alimentaria, sino también trastornos de ansiedad y depresión. Y quiero ser muy clara en este punto, no es que quien sufra trastornos alimenticios sufra necesariamente de trastornos de ansiedad o depresión, o viceversa. Lo que sucede es que ambos tipos de trastornos crean una propensión hacia el otro.
Me explico: puede suceder que una persona con ansiedad se encuentre más vulnerable a la idea de que su cuerpo no se ajusta a los estándares sociales y quiera modificarlo de forma inadecuada. O que una persona con Trastornos de la Conducta Alimentaria empiece a creer que ninguno de sus amigos la quiere porque no puede compartir con ellos en escenarios donde hay comida involucrada y esto hace que se sienta extremadamente triste y angustiada.
Sí hay una relación entre Ansiedad, Depresión y Trastornos de la Conducta Alimentaria, y por eso es necesario estar atento a esos cambios en la alimentación. Porque detectarlos a tiempo puede representar una enorme diferencia en los resultados del tratamiento.
La ansiedad o la depresión pueden surgir mucho antes de un Trastorno de la Conducta Alimentaria o mucho después. En qué momento exactamente existe el peligro de que una persona con ansiedad o depresión pueda presentar un Trastorno de la Conducta Alimentaria no es muy claro. Cómo tampoco es posible determinar en qué momento puede una persona con bulimia o anorexia sufrir además de depresión. Y esta incertidumbre es lo que hace que sea necesario que estemos muy atentos al desarrollo de nuevas conductas.
Las mujeres presentan mayor riesgo de sufrir un trastorno alimenticio acompañado por un trastorno de depresión y ansiedad.
Pero ¿de qué conductas estamos hablando exactamente?
Para poder dar respuesta a esta pregunta debemos primero hablar del tipo de Trastornos de la Conducta Alimentaria que existen. Como mencioné al principio de este blog, los trastornos son alteraciones que siguen un determinado patrón.
Se han identificado varios tipos de patrones que configuran diferentes trastornos, pero hay 3 tipos sobre los que se han adelantado más investigaciones y por lo tanto contamos con información más detallada y confiable. Estos son:
- Anorexia nerviosa. Identificada y nombrada así por William Gull en 1974, es el trastorno de la alimentación que más se ha estudiado y es considerado uno de los trastornos mentales más graves.
Se caracteriza por la incapacidad de la persona que lo padece de mantener un cuerpo saludable normal en relación con su peso. Una persona que padece de anorexia nerviosa está obsesionada con mantener un nivel de delgadez extremo, y no hay nivel que pueda alcanzar que le parezca suficiente. La firme decisión de mantenerse delgados a costo de lo que sea, hace que las personas con este tipo de trastorno desarrollen a su vez alteraciones en otras conductas: consumo de laxantes, dietas, ejercicio o ayuno excesivo.
2. Bulimia nerviosa. Este es el segundo trastorno de la alimentación que más se ha estudiado y del que más información se tiene. La característica principal de este trastorno es que las personas que lo padecen tienden a experimentar episodios de atracones compulsivos lo que los hace sentir inmediatamente culpables e incapaces de controlar su peso. Por lo tanto, presentan comportamientos para compensar inadecuadamente ese “exceso de comida” mediante el vómito o uso de laxantes. El método más popular para deshacer el consumo compulsivo es induciendo el vómito, pero también lo hacen a través del consumo excesivo de laxantes o diuréticos.
Muchas de las personas que padecen bulimia nerviosa desarrollan un patrón cíclico de abstinencia alimenticia por horas para luego comer excesivamente, e inmediatamente después auto flagelarse con conductas purgatorias, que además del vómito los llevan a volver a iniciar el ciclo absteniéndose de consumir alimentos durante periodos de tiempo poco saludables.
3. Trastornos por Atracones. Los atracones se diferencian de la bulimia en que, aunque también hay sentimientos de culpa y autodesprecio después de esta conducta, esta no se sigue de conductas compensatorias inadecuadas como los vómitos o el ayuno excesivo.
El tratamiento de los trastornos alimenticios va más allá de la nutrición, require de un equipo multidisciplinario.
¿Cómo se tratan estos trastornos?
Ahora que ya tienes claros algunos de los Trastornos de la Conducta Alimentaria, pasemos a hablar del tratamiento interdisciplinario que se requiere para superar estas conductas. Y tal vez te estés preguntado: ¿por qué es necesario un equipo multidisciplinario?
La respuesta es sencilla. Es necesario tener un equipo multidisciplinar porque hasta ahora no existe un solo tratamiento, farmacológico o de manejo nutricional, que muestre por sí solo eficacia, en cambio, la suma de diferentes tratamientos es lo que puede ayudar al paciente a superar este tipo de trastornos.
Entonces aquí vamos, el tratamiento de los Trastornos de la Conducta Alimentaria requiere:
- Psicología clínica. Su objetivo fundamental es explorar los pensamientos y emociones irracionales relacionadas con el consumo de alimentos de manera que se puedan esclarecer las causas emocionales por las que una persona come en exceso o deja de comer. Su responsabilidad también se extiende a hacer vigilancia y tratamiento de otros trastornos mentales como depresión y ansiedad.
- Estrategias alternas de apoyo al proceso psicoterapéutico proporcionadas por profesionales de manera simultánea: conformado por un médico internista, endocrino, gastroenterólogo quienes se dedican a la vigilancia y tratamiento de enfermedades endocrinas, metabólicas y gastrointestinales.
- Implementación de un programa de educación nutricional realizado por un nutricionista. Esto permitirá una mejor comprensión de conductas saludables para alcanzar un peso y vida saludable, se enseña: qué hace la comida en nuestro organismo, biológicamente hablando: ¿para qué comemos?; ¿por qué es importante?; ¿qué sucede cuando lo hacemos mal?; etc.
Como has podido darte cuenta, los Trastornos de la Conducta Alimentaria requieren de una intervención completa e interdisciplinar. Es la única forma de garantizar el éxito en la recuperación del paciente con este tipo de trastornos. Presta atención a los síntomas, a las conductas alimenticias fuera de lo normal y busca ayuda sin importar en qué punto creas que te encuentres.
No has presentado aún ningún síntoma pero ¿sientes que tu relación con la comida empieza a deteriorarse?, ¿Llevas meses o años batallando con síntomas de anorexia o bulimia? Puedes hacer algo hoy mismo. Empezar el tratamiento puede parecer aterrador, pero no lo es tanto como seguir por esa senda que has venido recorriendo. Es momento de salir de ese camino. ¿Quieres realizar el tratamiento adecuado conmigo? haz clic AQUÍ.
Maggie.