Muchas personas -por no decir todas- deseamos tener tener un trabajo estable, dinero en nuestra cuenta, una cantidad de amigos que hagan sentir envidia y tener una relación amorosa perfecta, sin embargo, debemos aceptar que aunque deseemos tener tanta felicidad, nuestra vida va a estar llena de altibajos, momentos buenos, malos y con una gran mezcla de varias emociones y esto está bien.
Todas las personas hemos vivido momentos dolorosos que han traído consigo variedad de emociones y sentimientos, muchos hemos perdido seres queridos, con quienes compartimos todos nuestros días, las hemos perdido en circunstancias muy diversas, todos los procesos son individuales y únicos. Mi experiencia con la pérdida de mi padre fue una mezcla de sensaciones difíciles de asimilar, realmente nunca estuve preparada para enfrentar la ausencia de una de las personas mas importantes de mi vida. Una situación de caos estaba sucediendo en la vida de mi familia y la mía.
Mi primera reacción ante la muerte de mi padre fue intentar seguir con mi vida, reteniendo el dolor que sentía, de cierta forma sentía la responsabilidad de dar fortaleza a los demás a mi alrededor, muchas veces viviendo el día a día con un vacío en mi interior, traté de llevar un proceso muy tranquilo, sin embargo, me preocupaba que los demás pensaran en que yo no sentía dolor, situaciones como que las demás personas me preguntaran por mi padre hacían que mi corazón latiera con gran rapidez y fuerza, mis pensamientos se bloquearan y mi respuesta siempre fue contenerme e ignorar las lágrimas que pedían a gritos salir por mis ojos.
De igual forma fue muy difícil poder imaginar mi vida sin mi padre, el hecho de pensar en mi graduación sin él presente me generaba mucha angustia y tristeza, no podía dormir bien, en muchos momentos deje de pensar en mi futuro y mis sueños, me sentía desmotivada y a la vez preocupada hasta por pequeños detalles.
Por otro lado, de las sensaciones difíciles que me ha traído este proceso fue la intensa intranquilidad diaria que me generaba perder a mi madre o a mi hermano, pensar que podía quedarme sola me daba mucho temor, recuerdo que después del fallecimiento de mi padre tuvieron que hacerle una cirugía a mi madre en el mismo lugar donde él se fue, volver a ver las puertas de ese hospital hizo que mi respiración se dificultara y el pecho me doliera, mi corazón se aceleraba, mis manos no dejaban de sudar, mis pensamientos a mil, me encontraba sola en una sala de espera con una gran sensación de intranquilidad, hasta que escuche la voz de mi hermano -quien vivía en otra ciudad en ese momento- no pude aguantar más mis lágrimas y me derrumbé. Afortunadamente todo salió bien, pero a partir de ese día entendí que necesitaba ayuda, no iba a lograrlo sola.
He tenido un proceso terapéutico sensible y con impacto muy bonito en mi vida, donde he podido sanar muchas heridas y recuperar mi tranquilidad. Con ayuda de mi terapeuta entendí que es fundamental no darle importancia a opiniones externas, la única que sabe el dolor que estoy sintiendo soy yo, rodearnos de personas empáticas que te ayuden a elaborar un duelo sano, personas con las que no sea incómodo vivir tu dolor, porque sentir dolor está bien al igual que llorar.
Aprendí a vivir mi presente, apreciando cada uno de los momentos que paso con las personas que tanto amo, cumpliendo esos sueños que no son solo míos sino que también son de mi familia y por supuesto honrando a mi padre con cada acción que hago, por supuesto sintiendo el amor que siempre tuvimos, tenemos y tendremos hacia ellos.
En un principio pensé que podía superar este gran momento de dolor solo dejando que el tiempo fluyera, viviendo mi vida como si nada hubiese pasado, tanto así que no supe que estas emociones podían hacerme daño tanto mental como físicamente. El espacio de terapia es un espacio seguro donde podemos aprender de nosotros mismos y crecer como personas, en terapia podremos adquirir muchas herramientas para sanar nuestras heridas y con las que vamos a poder seguir enfrentando los desafíos que están por venir.
El proceso de pérdida de un ser amado es muy complejo, lleno de dificultades e interrupciones, muchas veces puede llegar a desarrollarse un trastorno de ansiedad y/o depresión en donde con seguridad se necesitará ayuda psicológica, para mi es muy difícil vivir la ausencia de mi padre, pero tengo la certeza de que esta conmigo en cada paso que doy, acompañándome y guiándome. Es importante aceptar que durante toda nuestra vida vamos a tener que vivir momentos difíciles, agridulces y desafiantes, pero de igual forma es importante identificar los momentos en los que nos sentimos vulnerables y podemos necesitar ayuda, entender que no estamos solos, no somos perfectos, somos seres humanos y pedir ayuda está bien.