Estás regresando de unas bien merecidas vacaciones; tal vez ya llevas un par de semanas intentando acostumbrarte de nuevo a tu rutina laboral; o tal vez eres lo suficientemente afortunado como para encontrarte aún en vacaciones, pero temes el día del retorno a la vida cotidiana. Sea cual sea tu situación es posible que el retorno, acostumbrarse o pensar en él, te esté causando lo que muchas personas llaman “Depresión Post Vacaciones”.
¿De qué se trata?
La mal llamada “Depresión Post vacaciones” consiste en la acumulación de estrés y sentimientos de agobio debido al fin de un periodo de descanso y el regreso, fundamentalmente a la vida laboral. Muchos pacientes que describen cómo se sienten cuando deben regresar a su trabajo generalmente coinciden en que tienen ansiedad, estrés y presión emocional por lo que significa el regreso a una rutina diaria que no les deja tiempo para el ocio y la felicidad, porque así es percibido ese espacio contrario a las vacaciones.
Cuando llega el momento de reanudar con tu vida laboral, el regreso puede sentirse un poco difícil, puedes sentirte torpe y lento, agobiado por la cantidad de trabajo. El trabajo te genera más estrés del usual; no logras conciliar adecuadamente el sueño y por lo tanto te sientes extremadamente cansado; tienes además una falsa idea de que solo es posible descansar y sentirte tranquilo cuando estás de vacaciones, así que todo periodo diferente a las vacaciones te resulta una tortura emocional.
¿Cómo enfrentarnos entonces a este tipo de depresión?
Lo primero que tenemos que decir al respecto es que formalmente no existe una enfermedad o trastorno mental que sea llamado específicamente “Depresión Post vacaciones”. De lo que sí podemos hablar desde el punto de vista médico es de “Síndrome Postvacacional”.
¿Por qué es importante este cambio de nombre?
Porque si te está costando trabajo volver a tu rutina profesional, debes saber que no te encuentras atravesando una depresión, no todavía, pero que sí es necesario que pongas atención a los síntomas que estás experimentando, porque tal vez no necesites tratamiento pero tal vez sí. Y también porque el tratamiento que se le debe dar a uno y a otro es completamente diferente. La única forma en que es posible realizar el tratamiento adecuado a un paciente es teniendo el diagnóstico correcto, y si llamamos depresión a lo que estás sintiendo cuando en realidad no lo es, lo más probable es que no logremos ayudarte.
El nombre de “Síndrome Postvacacional” también ha causado discusiones al interior del mundo médico ya que algunos creen que no se le puede llamar dar el apelativo de “Postvacacional” a un proceso readaptativo de volver a la rutina porque fundamentalmente es un proceso que se puede presentar en diferentes situaciones de la vida y no necesariamente o exclusivamente en situaciones de retorno a la vida laboral después de unas vacaciones.
Entonces, no se trata de negar lo que tú estás experimentando cuando regresas de tus vacaciones; se trata de darle el enfoque adecuado a las dificultades emocionales que estás presentando para poder darles el manejo y atención correctas. Así que da un poco de alivio tener la certeza de que, si estamos experimentando dificultades al regresar de unas felices y maravillosas vacaciones, no estamos enfermos, simplemente estamos atravesando un proceso de adaptación que no se está dando de forma armónica.
Ciertamente, en algunas ocasiones los cambios de rutina nos pueden resultar tremendamente complejos y retadores, puede costar acostumbrarse y encontrarse cómodo, especialmente si el cambio es desde una rutina percibida como muy positiva, en este caso las vacaciones, a una no tanto o incluso negativa, como lo puede llegar a ser la vida laboral. Entonces de eso se trata, si nuestro cerebro está percibiendo que hemos abandonado una rutina positiva y la hemos reemplazado por una negativa, opondrá resistencia. Es tremendamente inteligente hacerlo, cómo va a aceptar ese cambio sin pelear.
¿Qué pasa durante las vacaciones que hace que nuestro cerebro piense
que es más feliz que en el trabajo?
Las vacaciones representan esa condición idílica en la que dentro de un contrato laboral se nos paga para descansar. Tenemos todo el tiempo a nuestra disposición y el único objetivo es descansar, liberarnos de la presión propia de la vida profesional y dedicarnos a hacer aquello que nos hace realmente felices. Por supuesto, los niveles de estrés asociados al trabajo disminuyen simplemente por el hecho de que ya no estamos ahí, se acaban los plazos de entrega, los informes y reportes de última hora, los correos solicitando solucionar dificultades de otras áreas, las horas frente al computador disminuyen y aumenta el tiempo en compañía de la familia. Dedicamos más tiempo a nuestro bienestar, ir al cine, al teatro o a conciertos, dedicar tiempo a las actividades al aire libre y por supuesto ir a lugares nuevos o paradisíacos en los que nuestra única preocupación es no sobre exponernos al sol.
Cómo no sentir la necesidad de hacerle duelo a algo así cuando termina… Es natural que nuestra sensación de bienestar y felicidad disminuya cuando nos vemos obligados a ponerle fin a este periodo. Son muy pocas las personas que regresan al trabajo sintiendo que su descanso fue suficiente y que no desean prolongarlo por más tiempo.
Pero además del típico duelo que hacemos cuando una situación de gran confort y comodidad termina, hay otras condiciones que pueden hacer que esa sensación de duelo se incremente y sea más difícil de llevar.
1. Asociamos con algo negativo el trabajo y la rutina:
La primera y más importante tiene que ver con la idea que mencionamos anteriormente en la que asociamos el trabajo con algo negativo. Dependiendo de qué tanto creas que tu trabajo es algo negativo en tu vida, el proceso de adaptación será aún más largo y difícil de sobrellevar. Si consideras que tu vida laboral está llena de actividades que están acorde a tus habilidades y expectativas, que las realizas porque toca, te sacrificas mucho más de lo que deberías, y si además sientes que tu trabajo y sacrificio no es apreciado ni agradecido, entonces tienes el cóctel perfecto para un retorno laboral tremendamente angustiante, que seguramente te producirá altísimos niveles de ansiedad, tristeza, y estrés.
Si por el contrario sientes que tu trabajo te permite desarrollar adecuadamente tus destrezas y habilidades; si lo consideras algo beneficioso; si es una actividad en la que, a pesar de los ocasionales momentos de estrés y presión, sientes que haces lo que deseas y en lo que eres bueno; entonces el trabajo te dará una gran sensación de buena estima y dignidad que a su vez te proporcionan bienestar y felicidad. Volver a un trabajo en estas condiciones no exige tanto de ti para adaptarte; volver requerirá únicamente de hacer ajustes a tus rutinas, que pueden ser un poco difíciles al principio, pero que no te ocasionará profundos sentimientos de malestar y angustia.
2. Queremos iniciar con un desempeño exagerado:
Y es que cuando disfrutas lo que haces puedes creer que retomar será fácil, pero te das cuenta que la motivación no está completamente al 100% y esto puede llegar a desconcertarte. Y puede que ese desconcierto se traduzca en ansiedad. Pero no tienes nada que temer, es perfectamente normal necesitar un periodo de adaptación, no tienes porque empezar al 150% desde el primer día. El regreso puede ser progresivo, dándote el tiempo necesario para adaptarse y volver a tu normal desempeño.
3. Deseamos dedicarnos solo a nuestros placeres:
Las vacaciones nos permiten compartir espacios y momentos a los que no tenemos acceso en nuestra ocupada rutina laboral, de horarios estrictos y compromisos por doquier. Es en las vacaciones que podemos dormir tarde, comer a deshoras, conocer lugares diferentes, y compartir espacios familiares a los que no estamos acostumbrados. Pero es necesario entender que necesitamos tener un balance en nuestra vida, no todo puede ser ocio y diversión, y seguramente lo entendemos la mayor parte del tiempo, sin embargo, después de unas vacaciones tal vez nos cueste un poco volver a reafirmar nuestro balance.
4. Incapacidad para disfrutar y vivir en el presente:
Hay personas que durante sus vacaciones están todo el tiempo con su mente en los pendientes, en lo que tendrán que resolver cuando regresen de sus vacaciones, en los ahorros que se esfuman con cada día que duran las vacaciones, en lo cansados que estarán cuando regresen, en las actividades que podrían estar realizando en lugar de estar descansando. En fin, su cabeza no les permite disfrutar del momento porque de un modo u otro creen que parar, que no hacer nada, está mal, que es necesario aprovechar el tiempo, ser “productivos”.
Pero regresar tampoco les proporciona felicidad. Así que mientras están de vacaciones fantasean sobre el trabajo y cuando están en el trabajo fantasean sobre las vacaciones. Es muy difícil disfrutar la vida si todo el tiempo tu cabeza está pensando en lo que está por venir.
Ahora hablemos sobre los síntomas del “Síndrome Postvacacional” proceso adaptativo.
¿Cuáles son los síntomas más comunes que experimentas si tienes dificultades para adaptarte al regreso de las vacaciones?
- Estrés agudo: tienes una reacción disfuncional, muy desagradable e intensa a determinadas situaciones, como por ejemplo: el regreso al trabajo.
- Disminución del rendimiento: Tu cerebro tarda en volver a su nivel de funcionamiento y por momentos sentirás que rindes menos y que te cuesta concentrarte.
- Palpitaciones: tendrás la percepción de que los latidos de tu corazón son violentos y acelerados.
- Aumento de la sudoración: debido fundamentalmente a la sensación de incomodidad que experimentas cuando te encuentras en tu lugar de trabajo o realizando las funciones propias de tu vida profesional.
- Cambios de humor: experimentas un sube y baja emocional en el que tienes cambios repentinos, en un momento estás muy contento y de repente pasas a estar sumergido en una tristeza profunda.
- Falta de energía: sientes el cansancio extremo, y es una sensación que puede ser física o mental de agotamiento extremo.
Es muy importante anotar aquí que si eres mujer, estás más expuesta a tener dificultades durante este periodo de adaptación. En general, el número de mujeres que consulta por problemas para asumir la vida cotidiana después de las vacaciones es el doble que los hombres. ¿Por qué? Porque las mujeres tienen un doble rol en su vida cotidiana, el rol profesional y el rol en el hogar. Esta doble carga mental es evidente la mayor parte del tiempo y por eso puede ser más difícil para las mujeres volver a la rutina.
¿Cuánto tiempo dura el periodo de readaptación?
Este periodo puede variar de persona a persona y dependerá de las circunstancias y el tiempo que haya sido tu periodo de descanso. Así que puede ir desde dos a tres días e incluso extenderse hasta tres semanas. ¡Pero no más allá de eso! Si este síndrome dura más de un mes entonces deja de ser un simple problema de adaptación o síndrome postvaciones.
Cuando estos síntomas se extienden en el tiempo, entonces es muy probable que ya no estemos hablando de el síndrome post vacaciones sino de un verdadero caso de trastorno de ansiedad o de depresión. Por esta razón es muy importante consultar a tiempo. Si las dificultades de adaptación no mejoran con las recomendaciones que te voy a dar a continuación, debes consultar con un profesional de salud mental lo más pronto posible.
¿Qué hacer para que este proceso de adaptación sea más fácil para ti?
- Empezar de manera gradual. Hacer lo que se conoce como un retorno progresivo. Esto se puede lograr por ejemplo regresando al menos unos días antes del retorno a las actividades e incluyendo algo de rutina en los últimos días de las vacaciones. Concéntrate en realizar las actividades menos exigentes los primeros días
- Dedicar el tiempo fuera del trabajo a actividades realmente de ocio y relajación. No tienes que esperar a estar de vacaciones para hacer cosas diferentes a tu trabajo que te proporcionen dicha y felicidad.
- Dormir adecuadamente: ve ajustando tu horario de sueño poco a poco, realiza una rutina para el buen dormir, empieza por alejarte de los dispositivos electrónicos, toma una cena saludable y acorde para antes de ir a dormir, realiza unas sesiones de respiración (te dejo AQUÍ un audio que te puede ayudar)
- Mantener horarios regulares: para apoyar a tu cerebro a concentrarse, y a tu organismo en general a estar colaborando en el proceso de adaptación, mantener horarios regulares, lo que incluye, la hora en que levantas, que desayunas, que tomas meriendas, el dia que vas a esa clase de yoga…
- Practicar ejercicio físico moderado mínimo tres veces por semana
- Realizar actividades que incentiven una buena respiración, momentos de relajación (te dejo AQUÍ un audio para realizar una relajación muscular progresiva) la meditación es una de esas actividades que se puede realizar de una forma sencilla y que tiene muy buenos resultados.
- Asocia tu trabajo con cosas positivas, que puede que encuentres en el trabajo mismo, tus compañeros de trabajo, las vidas de las personas que impactas con lo que haces; o que encuentres gracias a que tienes un trabajo, como poder mantener a tu mascota, ir de compras, o proveer para tu familia.
Recuerda que las recomendaciones que encuentres aquí no reemplazan el diagnóstico apropiado y oportuno de un profesional de la salud mental. Busca ayuda si tienes dudas al respecto de lo que estás sintiendo o si crees que tus síntomas van más allá de los propios de un periodo de adaptación.
Maggie.
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