La ansiedad es un estado mental que nos produce sensaciones de inquietud, excitación o inseguridad. En general sentimos ansiedad siempre que nos enfrentamos a situaciones desconocidas o situaciones que, aunque conocidas, nos quitan el control.
Situaciones desconocidas hay varias a las que nos vemos enfrentados varias veces a lo largo de nuestra vida, una entrevista de trabajo, una mudanza, iniciar un nuevo proyecto, y algunas más por el estilo; y situaciones en las que no tenemos el control, pero que desearíamos tenerlo, como por ejemplo un plazo de entrega muy corto para un determinado trabajo, o un desplazamiento por una calle con mucho tráfico, o incluso una fiesta familiar importante.
Seguramente has sentido la ansiedad propia de estas situaciones. Y es perfectamente normal, nuestro cerebro está diseñado para este tipo de ansiedad, para manejarla y controlarla. Gracias a ella nos sentimos alertas y concentrados, y no angustiados. Normalmente no sufrimos ataques de pánico en medio de una presentación oral de la empresa o la universidad… Pero, ¿qué pasa cuando sí lo hacemos?.
¿Qué pasa cuando la ansiedad no se limita a aparecer en ciertas ocasiones? Y si por el contrario nos sentimos constantemente temerosos, sentimos que debemos estar alerta a todas las situaciones y que no tenemos nunca el control de nuestra propia vida, porque hay un millón de pensamientos que se atiborran en nuestro cerebro para recordarnos que estamos en peligro constante.
En estos casos, ya no estamos hablando de la sana y necesaria ansiedad, sino que debemos referirnos a un trastorno de ansiedad. Es decir, a alteraciones de las características esenciales de la ansiedad. En un trastorno de ansiedad, ya no hay nada saludable ni necesario.
Es importante señalar que no hay un solo tipo de trastorno de ansiedad. La ciencia médica ha definido algunos de los más comunes, Estos son:
- Ansiedad generalizada: este tipo de trastorno se caracteriza por generar, en las personas que lo padecen, miedo y preocupaciones recurrentes. Los temores pueden ser de cualquier índole: financieros, médicos, laborales y familiares. Y su intensidad es tal que se pueden tener problemas para distinguir los pensamientos de la realidad; en muchas ocasiones, incluso, las personas tienen dificultades para realizar sus tareas cotidianas.
- Ansiedad social: este tipo de trastorno se caracteriza por generar altos niveles de miedo y rechazo a eventos sociales. Las personas que la padecen sienten vergüenza, inseguridad o preocupación a ser juzgados o percibidos de manera negativa por otras personas. De manera que prefieren abstenerse de participar de cualquier evento social, incluso pequeñas reuniones de amigos.
- Fobias específicas: este tipo de trastorno se caracteriza por generar miedos intensos a determinados objetos o situaciones. Y el deseo por evitar estos objetos y situaciones es tan fuerte que pueden llegar a limitar excesivamente la realización de actividades comunes. En este caso se encuentran por ejemplo aquellos que temen montar en avión, y es tal su fobia que dejan pasar grandiosas oportunidades de conocer otros destinos a causa de su trastorno.
- Ansiedad por separación: este tipo de trastorno se caracteriza por generarse en la niñez y usualmente es debido a la separación de los padres o el abandono de una figura paternal. El nivel de estrés, generado por una situación como estas, es tan alto, que un niño en pleno desarrollo no logra manejar adecuadamente sus emociones.
- Trastorno de pánico: este se caracteriza por generar episodios repentinos de miedo o terror intenso que incrementa en cuestión de minutos. Durante el ataque es muy común experimentar dificultad para respirar, dolor en el pecho, palpitaciones rápidas y fuertes, y la sensación de una catástrofe inminente. El trauma al experimentar uno de estos ataques es tal, que las personas harán casi cualquier cosa por evitar que se repitan, restringiendo de vivir su vida como hasta entonces.
- Ansiedad inducida por sustancias: este trastorno se caracteriza por generar síntomas de pánico intenso resultado del uso indebido de drogas, tomar medicamentos sin control médico, estar expuesto a sustancias tóxicas o debido al síndrome de abstinencia.
- Mutismo selectivo: este tipo de trastorno se presenta particularmente en niños, quienes son incapaces de hablar en situaciones que les generan estrés o alarma, puede suceder en el colegio o incluso en casa cuando se encuentra algún miembro de la familia con quien no se sienten cómodos.
- Trastorno obsesivo compulsivo: este se caracteriza por generar pensamientos (compulsiones) no deseados, persistentes e incontrolables, que usualmente se traducen en rutinas o rituales realizados con el fin de liberarse de estos pensamientos.
- Ansiedad específica y no específica: este es el término utilizado para los tipos de ansiedad y fobias que no cumplen con los criterios exactos para ser catalogados en algún otro trastorno de ansiedad, pero que son lo suficientemente relevantes para ser alarmantes.
A grandes rasgos, estos son los trastornos de ansiedad que se han documentado hasta el momento. Hay personas que sufren de más de un tipo de trastorno, haciendo que su caso requiera intervención urgente.
Pero sin importar qué tipo de trastorno se tenga, el tratamiento a manos de un profesional de la salud mental es imperativo.
¿En qué momento se debe consultar con un profesional?
- Cuando las preocupaciones y el miedo es tanto que interfiere con las actividades cotidianas, las relaciones interpersonales y otros aspectos de la vida en general.
- Cuando el malestar físico causado por ansiedad es muy difícil de controlar.
- Cuando se cree que la ansiedad puede estar vinculada a un problema de salud física no resuelto.
- Cuando hay problemas con el consumo de sustancias psicoactivas.
- Cuando, a causa de la ansiedad, están empezando a surgir otros problemas de salud mental como la depresión.
- Cuando se tienen pensamientos o conductas suicidas. En este caso la ayuda debe buscarse de manera inmediata y urgente.
No dejes avanzar el trastorno de ansiedad a tal punto que te encuentres en el último punto mencionado en esta lista. los trastornos de ansiedad son curables, puedes vivir con niveles de ansiedad controlados y seguros, siempre que busques ayuda.
Y ahora sí hablemos de los posibles tratamientos...
Cada uno de los elementos mencionados aquí deberán implementarse dentro del tratamiento con la supervisión de un profesional de la salud mental que se encuentre al tanto de las particularidades de cada caso.
- Técnicas de relajación: la ansiedad genera tensión muscular y otra serie de reacciones fisiológicas diseñadas para preparar al individuo ante una situación de peligro. Estas técnicas tienen el objetivo de enseñar a las personas a relajarse, a respirar conscientemente y de esta manera disminuir las respuestas fisiológicas propias del cuerpo humano. Qué tipo de técnica de relación se debe usar en cada caso, dependerá exclusivamente del terapeuta tratante.
- Técnicas expositivas: diseñadas para exponer al paciente a las situaciones u objetos que le causan temor. El objetivo es que el paciente adquiera una sensación de control sobre su temor. Habituarse al estímulo causante de la ansiedad para que con el tiempo esta desaparezca o se reduzca lo suficiente para que no afecte la vida diaria.
- Desensibilización sistemática: esta técnica es parecida a la expositiva, pero con una importante variación: en lugar de habituarse al estímulo problemático se usa el contracondicionamiento, es decir, sustituir las respuestas de la ansiedad por otras menos traumáticas. De nuevo, el nivel de exposición dependerá enteramente del terapeuta.
- Reestructuración cognitiva: esta técnica está diseñada con el objetivo de modificar los patrones de pensamiento y creencias disfuncionales que están detrás de aquellos pensamientos intrusivos y turbulentos que causan la ansiedad. La intención es que el paciente logre identificar y desafiar aquellos patrones de pensamiento y creencias problemáticas.
- Mindfulness: este tipo de terapia es conocido como Terapias de tercera generación. Y dentro de estas, una de las más usadas es la Terapia cognitiva basada en el mindfulness, que combina la meditación con la adquisición de habilidades prácticas. El mindfulness consiste, en pocas palabras, en interpretar y afrontar las circunstancias de nuestra vida desde la auto-aceptación, la compasión y la ausencia de prejuicios.
- Técnicas farmacológicas: este tratamiento se usa generalmente como una técnica complementaria al tratamiento psicológico, especialmente en aquellas situaciones en las que es necesario reducir los síntomas de manera rápida por cuenta de afectaciones graves a la salud física. Su uso debe estar sujeto a la prescripción médica y a un seguimiento controlado.
Finalmente, es importante recordar que la ansiedad es natural, así que no debemos aspirar a vivir una vida sin ella. Tener aspiraciones más realistas es una de las formas más efectivas de iniciar el camino hacia la paz y tranquilidad mental.
Recuerda que todos los tipos de ansiedad aquí descritos, así como sus diferentes tratamientos, deben ser diagnosticados y prescritos por un profesional.
Sé que este tema te interesa lo suficiente como para haber llegado hasta aquí. No te detengas, da el siguiente paso, haz un click en el botón de WhatsApp y estarás más cerca de encontrar la ayuda que estás buscando.
Un saludo, Maggie.
2 comentarios en «Terapia contra la Ansiedad»
Me gustaría leer más sobre la anciedad y sus tintomas que aún no los vi
Hola Lizeth, puedes conocer de más en mi canal de youtube! Saludos.