Sabemos ya en qué consiste la depresión, te lo he contado en entradas pasadas de este blog (aquí te cuento cómo vencer la depresión) Pero hay algo de lo que no hemos hablado hasta ahora y es: ¿qué sucede con las personas que además de sufrir de depresión son mamás?
Y te preguntarás: ¿por qué habría de ser diferente? Una persona que sufre de depresión experimenta los mismos síntomas, en menor o mayor nivel, que cualquier otra… ¿Cuál es la diferencia con una mamá?
Pues hoy quiero contarte porque la depresión y la maternidad son una combinación altamente peligrosa. Y lo hago con el objetivo de que todas las mamás, que hacen parte de esta comunidad, que son lectoras juiciosas de mis publicaciones y que han experimentando algún síntoma de depresión, puedan encontrar una voz de aliento y comprensión en su difícil situación y se sientan, al finalizar este blog, con la convicción de que pueden confiar en mí para acompañar y guiar su proceso de superación de la depresión que las agobia.
La maternidad es tan tremendamente estresante, retadora, frustrante y caótica, que vivirla sin que nuestra salud mental se vea afectada de alguna manera parece un imposible. Muchas tenemos que lidiar con cargas emocionales muy pesadas y para las que no tenemos ningún tipo de preparación o defensa. Por eso hoy quiero dedicar este espacio a las mamás que luchan por ser mejores, por dar lo mejor de sí mismas a pesar de que se sienten completamente derrotadas y exhaustas, esas que cada día se paran de la cama a pesar de que no tienen energía suficiente para nada y cada desayuno es un reto tremendo.
Este blog es para aquellas mamás que deben lidiar con los mismos síntomas de depresión que muchas otras personas experimentan, pero que vienen filtrados por su experiencia materna. Mi intención es que puedas entender en qué se parecen tus síntomas a otros casos de depresión y en qué se diferencian; siendo estas diferencias la causa por la que es tan difícil para muchas madres buscar y conseguir ayuda a tiempo. Muchas dejan avanzar los síntomas creyendo que hacen bien a sus hijos, pero hay una verdad indiscutible en la maternidad: la única forma en que podrás dar lo mejor de ti a tus hijos es estando bien tú misma.
¿Qué es vivir con depresión y ser madre?
La depresión regularmente viene acompañada de varios de los síntomas que voy a describirte a continuación y que se experimentan por un mínimo de dos semanas, pero que vistos desde la lupa de la maternidad son más difíciles de experimentar y de reconocer como síntomas de una depresión, (mira el video: ¿la ansiedad y depresión se curan?) especialmente porque muchos de ellos conllevan a consecuencias más extremas y de cuidado. ¿Por qué?
- Porque una mamá deprimida puede afectar seriamente el desarrollo de sus hijos.
- Porque rara vez las madres buscan ayuda a tiempo. La sociedad les ha impuesto el rol de cuidadoras y no beneficiarias del cuidado.
- Porque las madres sienten una presión extra por verse felices y satisfechas en su rol de madres sin que se les permita manifestar el cansancio y la frustración.
- Porque mucho se habla de la depresión post parto pero nos hemos olvidado de que se es madre para toda la vida y por tanto en cualquier etapa de nuestros hijos.
Y con esto no pretendo angustiarte aún más, pero sí llamar tu atención para que logres tomar el impulso que te hace falta para buscar ayuda profesional. Empecemos entonces, ¿cómo se sienten los síntomas de depresión si eres mamá?
1. Falta de interés en actividades diarias. Este es uno de los síntomas más comunes de la depresión y la primera alerta temprana que notan las personas que nos rodean. En el caso de una madre, las personas que la rodean de forma más cercana son, por supuesto, sus hijos. Especialmente en aquellos casos en que se tienen hijos pequeños, o se trabaja dentro de casa.
Aquí es importante resaltar que tus hijos notarán este síntoma por partida doble. Por un lado, no solamente notarán el desinterés en todas las actividades cotidianas que antes estabas dispuesta a hacer sin ninguna objeción, sino que muy probablemente sentirán el desinterés hacía ellos mismos. Me explico: las actividades cotidianas de una madre suelen incluir variadas acciones que garantizan que sus hijos se sientan amados, protegidos y seguros, desde alimentarlos, acompañarlos en la realización de sus actividades académicas, llevarlos a actividades extracurriculares, hasta acompañarlos en un momento donde se sienten tristes. Pero una mamá deprimida no tendrá deseos de hacer nada de esto.
Así que no es sólo mamá dejando de leer o ejercitarse quedándose en la cama; es mamá dejando de cuidar de sus hijos.
2. Tristeza. Esa sensación profunda de tristeza que no te deja. Muchas personas lo han experimentado y saben que sí es posible sonreír de dientes para afuera para no dejar que noten el dolor que te embarga. Pero ¿cómo fingir con tus hijos? A ellos no es tan fácil sonreírles sin sentirlo realmente. En primer lugar, porque ellos nos acompañan permanentemente y eso significa que tendríamos que fingir permanentemente. ¡Imposible!. Y en segundo lugar porque nuestros hijos, aunque a veces no nos comprenden, sí nos conocen. Sus ojos lo descubren todo acerca de nuestro ánimo dependiendo de la forma en que los abracemos cuando llegan del colegio, en una llamada o en la hora del baño. Y si ahora no hay abrazos, cuando antes siempre los había… seguro se darán cuenta.
3. Sensación de vacío y desesperanza. Cómo si nada en el mundo fuera suficiente para llenar ese vacío… Muchas personas con depresión sienten el vacío y la incapacidad de imaginar su vida más allá de las 12 horas que tienen enfrente. Pero cuando eres madre, este síntoma se complica muchísimo más.
En primer lugar, eres madre y el mundo nos ha enseñado que la maternidad hace parte de nuestra realización como mujeres. Así que cuando eres madre parece que hay algo que te dice que has cumplido un importante porcentaje de tu propósito en la vida. ¿Cómo puedes entonces sentirte vacía? ¿No es el sagrado vínculo entre una madre y su hijo suficiente para llenar su vida de felicidad y amor? Cómo crees que se siente una madre que va en contra de estas ideas tan tradicionales y ajenas a la realidad actual de las mujeres, pero que siguen estando presentes en nuestra vida cotidiana.
Así que cuando sientes que no hay nada en tu vida que te pueda dar un rastro de felicidad, ni siquiera tus hijos, tu sensación de vacío viene acompañada de vergüenza y culpabilidad.
Y en segundo lugar, aunque una mamá deprimida pueda sentir desesperanza sobre sí misma, a causa de sus hijos el futuro sigue siendo un constante recordatorio de todo lo que no logras sentir. Todo lo que hace una madre tiene que ver con el futuro de sus hijos. La crianza y la educación están estrechamente relacionados con la idea del futuro, con una esperanza de lo que serán… pero y si tú ya no logras imaginar tu futuro, ¿cómo haces para ver el de ellos? La contradicción puede consumirte más que la desesperanza.
4. Cansancio y falta de energía. De este síntoma sufren todas las mamás en general, especialmente las madres de niños pequeños. Entonces, ¿cómo distinguir cuando estás cansada porque la depresión te roba la energía de cuando estás cansada a causa de las tareas propias de ser mamá? (mira el video: tristeza vs. depresión)
Responder a esta pregunta no es sencillo, a decir verdad todas las madres necesitan descansar y tiempo para recargar energías. La diferencia entre una mamá cansada y una mamá deprimida es que la primera logra recargar sus energías tras una pausa, la segunda no. Permanece cansada siempre, sin importar qué tanto esfuerzo demanden sus hijos de ella.
Tu cansancio y falta de energía te hacen sentir una mala madre… y es posible que no logres reconocer que es una enfermedad lo que te causa que no puedas ocuparte de tus hijos como quisieras y no tus habilidades como madre… Un episodio depresivo puede convertirse rápidamente en una depresión severa. Así que presta atención a tu cansancio, porque puede que no estés buscando la ayuda que necesitas porque piensas: “es el cansancio normal de una madre”.
5. Baja autoestima, autocrítica y sentimientos de incapacidad o inutilidad. Las madres que están leyendo este blog, saben lo crítico que puede ser una mamá que pone en duda sus habilidades y sus instintos a la hora de cuidar de su hijo. Para la maternidad no hay un manual ni una fórmula secreta. En la maternidad, como en la psicología, todo depende.
Y si como mamá crees que no haces un buen trabajo, si constantemente cambias de opinión por temor a tomar una decisión equivocada. Lo único que harás es dejar a tus hijos en estados de completa incertidumbre acerca de lo que se espera de ellos. Una mamá con baja autoestima y tendencia a la autocrítica tiene más posibilidades de formar seres humanos también con baja autoestima y tendencia a la crítica. Estos hijos, a diferencia de otros que sienten la seguridad suficiente para intentar y fallar, serán temerosos, incapaces de arriesgarse y muy probablemente con el tiempo también desarrollarán problemas relacionados con el estado de ánimo, entre otros. Y estoy segura de que la sola idea de que tus hijos puedan sufrir de depresión simplemente porque tú sufres de depresión es suficiente para hundirte en un pozo profundo de dolor, culpa y frustración.
6. Dificultad para concentrarse y tomar decisiones. Puedes pensar que la afectación en la concentración y la toma de decisiones sólo afecta a aquellas personas que estudian o trabajan, pero no es así. La maternidad se caracteriza por la necesidad de tener que tomar decisiones constantemente y tener que responder por más de una cosa al mismo tiempo.
Tu labor como madre se hace más difícil y entonces la frustración se vuelve tu compañera permanente. Y una mamá frustrada es una mamá que rápidamente pierde la paciencia. Y si no eres paciente, enseñar a niños cuál es su lugar en el mundo y cómo deben comportarse en él se puede convertir en una batalla emocional, tanto para ti como para ellos. Seguramente, una mamá en estas condiciones, reaccionará con ira más veces de las que desearía. Y los hijos lo notarán, dejarán de buscar refugio en ti y una vez más la culpa y la vergüenza se adueñarán de tu mente. (mira el video: La depresión te miente)
La depresión, entonces, puede afectar seriamente estas características básicas de la maternidad. Así que, en otras palabras, podemos afirmar que la depresión nos roba nuestra habilidad para ser madres, “buenas madres”… Sin entrar en los estereotipos perfectos que te vende Pinterest o YouTube y sus mamás influencer, sino teniendo muy claro que una madre real acompaña (física y emocionalmente) a sus hijos, cuida de ellos y los guía.
Entonces, ¿qué reciben los hijos de una madre con depresión? Seguramente ya te has hecho esta pregunta antes y te las has respondido con culpa, con angustia y temor: “muy poco o casi nada de lo que deberían recibir”.
Así que, si te preocupa no estar entregando lo mejor de ti a tus hijos a causa de la depresión, ¡pues tienes toda la razón en estar preocupada!
No hay forma en que te puedas ocupar adecuadamente de tus hijos si primero no te ocupas de ti misma. De lo contrario los obligas a crecer antes de tiempo, a asumir responsabilidades que no les corresponden y para las cuales no están preparados. Sus vidas estarán marcadas por el trauma, porque, no lo dudes ni un segundo, la depresión puede dejar heridas muy profundas. Te digo esto no para aumentar esa culpa o esos sentimientos de inutilidad, es para invitarte a buscar ayuda y así crear nuevas oportunidades para ti y para tus hijos.
Si estás experimentando alguno de los síntomas que he descrito anteriormente, ¡busca ayuda! Hazlo ahora, antes de que sea tarde y tus hijos ya hayan crecido. La maternidad tiene diferentes etapas, cada una con sus diferentes retos, necesidades y complicaciones. Pero cada etapa pasa rápido, y no vuelve jamás.
Toma hoy la decisión de buscar ayuda y no te pierdas ninguna etapa del desarrollo de tus hijos. Haz clic para reservar tu sesión.
Maggie