Susana tiene 34 años. Trabaja, es amable, puntual y siempre parece tener todo bajo control. Pero lo que nadie ve, ni siquiera sus amigos más cercanos, son cosas que acompañan su ansiedad en silencio.
Algunas no las confiesa porque le da miedo que, al nombrarlas, cobren más fuerza. Otras las atribuye a su “forma de ser”. Y algunas simplemente las esconde por vergüenza. Lo cierto es que detrás de su aparente calma, Susana vive atrapada en la ansiedad. Y aunque su ansiedad no se nota, la siente con la misma intensidad que quien la grita a los cuatro vientos.
Empiezo por contarte algo que, en medio de lo que sientes, se te olvida: la ansiedad no es mala. Es una respuesta emocional y su función principal es ayudarte a sobrevivir.
La ansiedad mantiene tu cuerpo en un estado de alerta, listo para responder frente a posibles amenazas o riesgos. Por ejemplo: si vas a viajar, es la ansiedad la que te impulsa a empacar con anticipación, a revisar el itinerario, a llevar dinero extra o a salir con tiempo para no perder el vuelo.
Hasta ahí, todo bien.
Pero cuando esta ansiedad se sale de control, deja de protegerte para empezar a limitarte. Entonces, quizás ni siquiera planifiques ese viaje, o si lo haces, te pasas noches sin dormir pensando en lo que puede salir mal. Todos esos escenarios catastróficos no se los cuentas a nadie, no vayan a pensar que eres la persona más negativa del mundo. Que tienes plan A, B y hasta Z porque la necesidad de control te lo ordena, eso lo guardas para ti, no vayan a pensar que eres una «friki» del control.
Un trastorno de ansiedad se caracteriza justamente por eso: una preocupación persistente, excesiva y difícil de controlar por cosas cotidianas. Y aunque muchas personas logran contarlo, otras (como Susana y quizás tú) lo esconden. Y en secreto, hacen estas cinco cosas. Para cada una te deje un link con un video para que profundices y aprendas herramientas que te ayudan.
1. Pensar demasiado (y no llegar a ninguna parte): RUMIAR
Pasar horas analizando una conversación, una decisión o un “¿y si pasa esto?” es una forma de rumiación, un proceso mental en el que das vueltas una y otra vez a los mismos pensamientos sin llegar a una conclusión real.
La rumiación no resuelve, solo amplifica la preocupación. Te mantiene atrapado en una espiral donde cada pensamiento parece abrir otro más.
Durante ese proceso aparecen distorsiones cognitivas, es decir, formas de pensar que exageran o interpretan la realidad desde el miedo. Por ejemplo, creer que sabes lo que otros piensan de ti, anticipar que todo saldrá mal o sentir que cualquier cosa que ocurre es tu culpa. ¿Cómo andar contando que llegas a casa y haces un reply de cada conversación?.
2. Buscar información (y terminar sintiendo más síntomas): SUGESTIÓN
Todo empieza con una sensación: un dolor en el pecho, un mareo, una punzada extraña o la sensación de perder la cabeza. Abres Google y escribes: “dolor en el pecho causas”. En segundos aparecen miles de resultados, desde lo más inofensivo hasta lo más grave.
Lo que quizás no sabes es que en la ansiedad actúa un fenómeno psicológico llamado sugestión. Cuando lees sobre un síntoma tu cerebro, en su estado de alerta, puede activar esas sensaciones en tu propio cuerpo, como si las estuvieras experimentando. Así, lo que empezó como curiosidad por entender lo que sientes termina amplificando tus síntomas.
Buscabas calma, pero encuentras justo lo contrario. ¿Cómo vas a explicar que llegas tarde a la oficina porque pasaste 4 horas buscando sobre tu ansiedad anoche?. Lo callas.
3. Estrechar tu vida (hasta quedarte en una zona diminuta): EVITACIÓN
Cuando vives con ansiedad, tu vida empieza a diseñarse desde la evitación. Dejas de hacer cosas no porque no quieras, sino porque te generan ansiedad. Así, tu mundo se va reduciendo: prefieres no salir, no aceptar invitaciones, no aprender algo nuevo, ver las mismas series para sentir control, o solo salir con ciertas personas, a los mismos lugares.
Lo que parece “cautela” es, en realidad, una estrategia de supervivencia emocional. Y aunque te da alivio momentáneo, a largo plazo te aísla, te apaga y puede llevarte a la depresión.
¿Cómo explicar que cancelaste a última hora por tu ansiedad?, ¿Cómo explicar que no vas a esa nueva clase con tus amigas, porque la ansiedad aumenta con el solo hecho de pensar en iniciar algo diferente?. Das una explicación socialmente aceptable: no tengo tiempo, ando con mucho trabajo.
Deshazte de lo que más nutre la ansiedad ¿Cómo dejar de evitar?
4. Procrastinar (el ciclo del “lo hago luego”): ANSIEDAD ANTICIPATORIA
Esa frase de “lo hago luego” muchas veces no es falta de disciplina, sino ansiedad anticipatoria. Tu mente se adelanta a todo lo que podría salir mal: imagina errores, críticas, o la posibilidad de no estar a la altura. Y antes siquiera de empezar, ya estás sintiendo en el cuerpo la tensión, el nudo en el estómago o la presión en el pecho que provoca solo pensar en hacerlo.
La procrastinación se convierte entonces en una forma de evitar el malestar anticipado. Postergas no porque no te importe, sino porque hacerlo te hace sentir expuesto, vulnerable o incapaz, aumentando tu ansiedad.
5. Dar vueltas en la cama: ANSIEDAD NOCTURNA
Cuando vives con ansiedad, el descanso se vuelve un terreno complicado. Para algunas personas, la noche es el momento en que la ansiedad más se hace más evidente: el silencio amplifica los pensamientos, las sensaciones físicas se intensifican y el cuerpo no logra relajarse.
Entonces, das vueltas en la cama, revisas una y otra vez la hora, respiras profundo intentando calmarte, pero la mente no se detiene. Cuando por fin logras dormir, las pesadillas, a menudo, te despiertan una y otra vez. Al día siguiente, despiertas agotado. Te ven agotado, ¿cómo explicar que es la ansiedad la que hace dar vueltas en la cama en vez de dormir?, entonces lo zanjas con un: «no dormí bien».
Y aunque no siempre se ve desde afuera, la ansiedad te desgasta, te agota y puede volverse el centro de tu existencia.
No tienes que seguir viviendo en secreto con tu ansiedad. Si sientes que haces estas cinco cosas secretamente, quizás sea hora de buscar ayuda, ya sea en terapia o en mi curso «Reduce la Ansiedad, Disminuye el Cortisol».



