El miedo y la ansiedad, dos emociones muy diferentes.

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El miedo y la ansiedad, dos emociones muy diferentes.

Podría decirse que el miedo y la ansiedad tienen muchas cosas en común, tal vez sea esa la razón por la que muchas personas alrededor del mundo confunden estas dos emociones. Y desde un punto de vista no relacionado con la salud mental, podría no existir ningún inconveniente con esta pequeña y honesta equivocación. 

Pero en este espacio no podemos abstraernos al punto de vista de la salud mental. Este es un espacio concebido exclusivamente para pensar las cotidianidades desde la salud mental. Entonces volvamos al tema que nos atañe en este artículo en particular. El miedo y la ansiedad, por qué no debemos confundirlas. 

Para saber por qué no debemos confundirlas es necesario que primero identifiquemos sus similitudes. Estoy con el fin de ver con claridad por qué las sentimos tan similares cuando experimentamos una u otra. 

Los excesos son perjudiciales.

Por un lado, el miedo y la ansiedad son emociones. Y son parte de las emociones más básicas que experimentamos los seres humanos. Es decir, es imposible dejar de sentirlas. Si lo hacemos, esto es un indicador de que algo muy grave puede estar pasando dentro de nuestro cerebro. Ahora, una cosa es estar programados para experimentar miedo o ansiedad ocasionalmente, pero otra muy diferente si las experimentamos constantemente y ante situaciones propias de nuestra cotidianidad, como, por ejemplo: salir de casa, cruzar un puente peatonal o tomar un bus para ir a algún sitio. 

El miedo y la ansiedad provienen de los rastros que quedan en nuestro código genético del hombre primitivo que sobrevivió gracias a su instinto biológico. Gracias al miedo sobrevivimos como raza humana y gracias a la ansiedad nos hemos proyectado aún mejor hacia el futuro. Gracias a estas emociones, que surgen en determinados momentos y por periodos de tiempo también específicos, y las reacciones que producen en nosotros hemos logrado mantenernos como especie. Pero estas emociones, experimentadas en exceso pueden ser tremendamente paralizantes, pueden llegar a impedirnos realizar hasta las más básicas actividades humanas, como respirar…

 

miedo y ansiedad

Ahora que ya podemos identificar claramente en qué se parecen el miedo y la ansiedad, podemos concentrarnos en sus diferencias. Y la verdad es que no son muchas, pero sí radicalmente apartadas. El miedo y la ansiedad no se diferencian tanto en la forma en que los sentimos, pero sí se diferencian en el lugar de donde proceden y el lugar hacia donde nos hacen ir.

El miedo...

El miedo, por un lado, es lo que mis colegas llaman una emoción adaptativa. Es decir, es una emoción que nos permite adaptarnos a diferentes entornos. Y su objetivo fundamental es hacernos reaccionar de forma inmediata ante situaciones peligrosas. Cuando experimentamos el miedo usualmente reaccionamos de tres formas:

  1.     Huimos
  2.     Luchamos
  3.     Nos paralizamos

Estas reacciones son innatas al ser humano, pero cuando nos enfrentamos por primera vez a una situación amenazante que nos genera miedo, no hay forma de saber con exactitud cómo reaccionaremos, así que bien podemos huir o bien quedarnos y luchar. Con el miedo perdemos un poco, o mucho en algunos casos, el control de nuestro cuerpo. Es como si nuestro cerebro se apagara y activará el modo supervivencia dejando nuestro cuerpo completamente al vaivén de nuestras emociones.

 Y está muy bien si dejamos que nuestro cuerpo reaccione como considere mejor si de repente nos encontramos con un furioso león que ha escapado del zoológico. Pero si nos sucede esto cuando deseamos bailar con nuestra pareja el día de nuestra boda, o tomar un avión para ir a un nuevo destino turístico. En esas ocasiones ya no es tan eficiente que nuestro cerebro intente protegernos.

En pocas palabras, el miedo es la reacción que tenemos a lo que nuestro cerebro considera una amenaza.

miedo y ansiedad

La ansiedad...

La ansiedad, por otro lado, nos prepara para reaccionar ante lo que nuestro cerebro considera una amenaza. Y a diferencia del miedo, la ansiedad no es tan inmediata, se toma su tiempo en nuestra mente, enciende las alarmas y empieza a prepararse para reaccionar de tal o cual manera ante determinadas amenazas, pero ojo: la situación amenazante aún no sucede.  

No es como en el miedo que nuestro cerebro reacciona a algo que sucede… En la ansiedad, nuestro cerebro se prepara para reaccionar, (puedes ver: Entendiendo mi Ansiedad) está seguro de que algo va a suceder, pero pretende reaccionar incluso antes de que suceda, de manera que lo que sea que nos va a amenazar no nos coja fuera de guardia…

Con la ansiedad tampoco sabemos exactamente cómo va a reaccionar nuestro cuerpo. Puede que suceda lo mismo que con el miedo, que decidamos luchar o huir o que nos quedemos pasmados, pero entonces no sólo no sabemos cómo vamos a reaccionar, sino que nuestro cerebro gasta una buena proporción de su tiempo y energía en elaborar complicadas reacciones que posiblemente tendremos cuando suceda x o y.

¿Qué hacer?...

Sea que tu problema sea de miedo o de ansiedad. Lo mejor es que busques ayuda profesional. Un profesional te dirá que las reacciones producidas por el miedo pasan por la amígdala, mientras que las reacciones producidas por la ansiedad vienen de una valoración cognitiva. Es decir, las reacciones del miedo ocurren casi sin pensarlas; con la ansiedad sucede lo contrario, como sus reacciones son valoraciones cognitivas, lo que significa que hay una interpretación de la información que recibe nuestro cerebro, y esa interpretación, por lo general en una persona ansiosa, está pasada por todo tipo de irregularidades y falsas amenazas.

Muy posiblemente, luego de leer este blog puedas hacer un análisis más minucioso de las reacciones que has tenido cuando tienes episodios de miedo o ansiedad, y entonces ahora podrás buscar ayuda con una idea más clara en mente de qué es lo que te sucede, si es el miedo o es la ansiedad lo que te roba la paz mental y la tranquilidad emocional.

Recuerda que saber cómo llamar con más precisión a eso que sientes no se compara con un diagnóstico emitido por un profesional en salud mental. Y si tu miedo o ansiedad te han paralizado, no hay que echarle mucha cabeza, ¡necesitas ayuda!

Recuerda que puedes acudir a mí o a cualquier otro terapeuta, lo importante es que no te quedes de brazos cruzados.

Maggie.

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